La Nada.

Una noche, mientras me duchaba, me puse a pensar en La Nada.

La nada,la facultad del no-ser

Imaginé la gran explosión. La creación del espacio y del tiempo. La nubes de gases que se esparcen en el vacío, creando las galaxias y las estrellas. Los planetas y sus lunas. Un Universo en rápida expansión.

La vida brotando a lo largo y a lo ancho del espacio. Un pequeño planeta lleno de agua. Un punto azul. Unos pequeños organismos. Las plantas. Los animales. Los humanos. La familia, la tecnología, Dios, la guerra, la historia, la televisión, la bomba atómica, los viajes espaciales, Internet.
Imaginé un Universo que detiene su expansión y que empieza a derrumbarse sobre sí mismo. Galaxias y estrellas que colisionan unas contra otras. La vuelta al punto donde todo comenzó y La Nada.
El gris de La Nada misma. El insoportable gris de la completa ausencia de la luz y de la oscuridad. La eternidad del tiempo sin espacio y del espacio sin tiempo. No hay presente ni futuro. Ni siquiera hay fantasmas del pasado porque no hay espacio para nada. Ni vacío. No hay voces ni ecos. No hay Historia. Ni música. Ni cine. No hay sexo. Ni mis amigos. Ni las chicas que amé. No hay complicidades con mis hermanos. Ni la mirada de mi viejo. Ni la sonrisa de mi vieja. Ni los abrazos de mis sobrinas. Todo perdido en La Nada. En un punto absolutamente quieto, sin retorno. Muerto.
E imaginé la inútil existencia de todo un universo creado para desaparecer. Mientras el tiempo seguía dirigiéndose a su propio fin. Mientras seguía encerrado en el baño. Aterrorizado.

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